sábado, 15 de marzo de 2014

4.Leyendas misteriosas de Almería: El hombre del Saco y La Luz de Alcolea.


El hombre del saco

El hombre del saco, viejo del saco, viejo del costal, el hombre de la bolsa, el viejo de la bolsa, es un personaje que suele representar como un hombre que vaga por las calles cuando ya ha anochecido en busca de niños extraviados para llevárselos metidos en un gran saco a un lugar desconocido. Este personaje es caracterizado como un asustador de niños, y se utiliza como argumento para asustar a los niños y obligarlos a que regresen a casa a una hora temprana. Es similar al coco y al sacamantecas.

En Almería, mientras que en otras ciudades y lugares de España la advertencia que se hacía a los niños sobre la venida del hombre del saco si su comportamiento era travieso era solo un cuento, aquí se hacía poniendo más énfasis en la crudeza y en la realidad de los acontecimientos ocurridos en nuestra provincia, más concretamente en la Sierra de Gádor. Hoy día esta tradición del relato de terror(real) dirigido a la infancia como advertencia para que se mantengan alejados de los desconocidos, de aquellos que quieran regalar chucherías y golosinas, se esta perdiendo debido sobre todo a la crudeza y violencia con la que esta sociedad se despierta día tras día. En los 70, el relato ocurrió por primera vez a la edad de cuatro o cinco años, entonces la real historia de Francisco Leona y su víctima el niño Bernardo González.

Hace mucho tiempo, en el verano de 1900, el calor era sofocante y húmedo, el típico de nuestra tierra, la provincia de Almería. Los temporeros iban y venían por las calles de los pueblos buscando algo de trabajo en el pueblo de Gádor situado en la vega del río Andarax. Allí vivía un hombre temido por muchos por su mirada fría, por su vengativo carácter y por una violencia desmedida que sus vecinos temían. Se llamaba Francisco Leona Romero tenía 75 años de edad. Era familiar de los que durante muchos años habían ostentado al poder político en Gádor y su infancia y adolescencia estuvo envuelta de peleas, todas ellas impunes gracias a su familia. Ese hombre pasaría a la historia por ser el "hombre del saco" o más conocido en Almería "el sacamantecas". El 28 de Junio de 1900 el niño Bernardo González Parra no regresó aquella tarde a su casa. Sus padres, acompañados de familiares y vecinos de Gádor lo buscaron hasta que decidieron dar parte a la guardia civil. Pero la búsqueda siguió sin dar resultado. Pero fue entonces cuando a las 4 de la tarde del 29, se presentó en el cuartel de la guardia civil un vecino del pueblo que decía haber encontrado el cuerpo de un niño muerto oculto bajo unas piedras y matorrales. El niño Bernardo González sufrió heridas múltiples en la cabeza y rotura de huesos.

Muchos del pueblo señalaron a Francisco Leona como posible autor, y la guardia civil pensó lo mismo, aunque Julio Hernández también fue detenido. La guardia civil sometió a los dos sospechosos a un careo y todo empezó a aclararse. Se acusaban mutuamente, incluyendo datos en la investigación que solamente podrían conocer si los dos estaban relacionados con el caso. Todo continuó igual hasta que Francisco Leona se desmoronó y contó todo. La tarde del 28 de Junio Leona y Julio se ocultaron tras unos matorrales en un camino transitado por niños, cuando vieron apartarse al niño Bernardo de un grupo de niños con el que jugaba y quedarse solo, Leona lo asaltó le aplicaron cloroformo, lo metieron en un saco y lo llevaron hasta un cortijo. Francisco Leona murió en la cárcel sin llegar a conocer la sentencia que le hubiera correspondido. El Tribunal condenó a la pena de muerte a Julio Hernández.



Francisco Leona
            


La luz de Alcolea


Alcolea es un municipio español de la provincia de Almería en la comunidad autónoma de Andalucía, situado en la comarca de la Alpujarra Almeriense y a 68 km de la capital de la provincia Almería. Su población en 2013 era de 850 habitantes. Los orígenes de la localidad se remontan a la época musulmana donde se llamó Alcolaya y fue una población de carácter militar que contaba con cinco barrios con sus correspondientes mezquitas y rábitas, aunque algunos historiadores sitúan sus orígenes en la época romana debido a su sistema de regadío y al hallazgo de piezas arqueológicas de la época.

Se cuenta que del 24 al 26 de abril de 1987, las denominadas luces misteriosas aparecidas cerca de un cortijo abandonado en el paraje de Los Llanillos del termino municipal de Alcolea, activó la presencia de diversos medios de comunicación de la provincia al ir conociéndose que progresivamente un alto numero de vecinos acudían en peregrinación hasta esta localidad para observar estos extraños y anómalos fenómenos.

La noticia de las luces "misteriosas" recogida en los medios de comunicación almerienses, potenció la curiosidad de otros convecinos de municipios limítrofes para comprobar "in situ" todo cuanto se murmuraba referente al "fenómeno", lo que provocó una amplia concentración de personas que no querían perderse "el espectáculo". Algunas de esas noches se llegaron a congregar casi un centenar de curiosos en Los Llanillos.

Para todos, hubo un elemento común. Lo que unánimemente comentaban los testigos fue que se trataba de una luz rojiza del tamaño de un puño o de un huevo y de una intensidad sumamente variable. Las apariciones solían sucederse a partir de las once de la noche. Las crónicas en su día recogían, que hasta el hermano del alcalde de Alcolea en aquella fechas llegó a ver las singulares luces.

La memoria popular rescató de inmediato la justificación del extraño misterio. Según muchos vecinos, en ese lugar, a escasamente unos dos kilómetros del núcleo urbano y en el mismo cortijo, unos veinte o treinta años antes, un presbítero ahogó a un bebé de pocos meses en un aljibe.

Los más ancianos del pueblo insistían en manifestar que lo del caso de estas misteriosas luces no era en absoluto nada nuevo. Según comentaron estos vecinos de la localidad, ya cargados de años, desde hacía un cierto tiempo, al poco de finalizar la guerra civil ya se veían los fenómenos por la zona.

Un testigo del caso, relató recientemente a Alberto Cerezuela en su libro "La cara oculta de Almería", que conocía el asunto desde el año 1953. Se trataba de Agustín Utrilla. Afirmó que junto a las susodichas luces vio detrás de las mismas a un ser sobrenatural de considerable tamaño y vestido de negro que se movía lentamente entre los bancales.

Algunos vecinos llegaron a comentar entonces a los periodistas desplazados hasta la localidad de Alcolea para cubrir la información, otra singular historia en torno al extraño caso. Citando a un hombre que vivía en un cortijo próximo donde se veía el fenómeno, y quien tuvo que abandonarlo porque sus propios vecinos empezaron a tomarlo por loco. El hombre aseguraba a todo el que quería escucharlo que veía una luz anaranjada por esa zona, que movía las hojas de los árboles y soltaba un gran zumbido.

Tres jóvenes vecinos de Alcolea, Cayetano Galafat, Francisco Ruíz y Manuel Escudero, como solían hacer habitualmente esas noches del mes de abril, fueron a regar una finca cercana al susodicho cortijo. No se creían lo de las luces y bromeaban entre ellos encendiendo y apagando las luces del coche en el que se habían desplazado, Cuando terminaron de regar las tierras de la finca y se disponían a volver al pueblo, fue cuando vieron las "misteriosas luces". Entre incrédulos y asustados salieron a cien por hora con el coche por el pequeño camino hasta llegar al pueblo.

El pueblo estaba revolucionado con este tema y casi un millar de personas habían acudido las noches anteriores para intentar ver el fenómeno. Cayetano Galafat, ante micrófonos y cámaras de televisión, aseguró que el fenómeno no producía ningún ruido, que perdía y ganaba intensidad y se desplazaba en línea recta. A Galafat, que desde que vio el fenómeno , en esas fechas no podía ni dormir, afirmó que mientras se alejaban, la luz seguía visible como si estuviese fija.

Francisco Ruíz, otro de los videntes señaló que no se trataba de ninguna invención, porque muchos de los que habían visto la luz, no creían nada de esto. También descartó que fuesen reflejos de las luces de los vehículos que circularan por la carretera a Laujar de Andarax. Ruíz que entonces tenía 28 años fue rotundo al manifestar que estuvieron diez minutos mirando y donde la luz se aparecía no llegaban los reflejos de las luces de los de coches, ya que se encontraban en una hondonada.

Para el muchacho se trataba de "una luz roja, tirando a amarillo, muy fea y muy brillante. "Yo no me atrevo a decir qué es lo que puede ser"-afirmó entonces. Otro amigo, que les acompañaba, sufrió una crisis nerviosa que le inmovilizaron las piernas y anduvo el hombre unos días algo "trastornado" y al parecer visiblemente afectado tras "la visión".

También se dijo la opción de que fuese un OVNI, pero esto no cuajó. Se hablo de ello, pero la teoría no se puso sostener y ante la falta de otros datos mas contundentes, los ufólogos no insistieron sobre el hecho.

Repasando la narración de Cerezuela se refuerza la teoría de los primeros momentos referente al asunto, tales como un asesinato en los tiempos de la guerra civil- un bebé asesinado por un presbítero- y la del vecino del cortijo que vivía solo y que según cuentan falleció en extrañas circunstancias.

Fuese lo que fuese, lo cierto es que la provincia de Almería, hoy en día sigue en los medios de comunicación tan singular peripecia pero no existe ningún documento visual que acredite la existencia de estas luces, al menos que se haya publicado o haya sido firmemente acreditado.  Al final como siempre, hubo división de opiniones. Para unos fue simplemente una broma un tanto especial, mientras que para otros se trató de un fenómeno paranormal.
 

                                       

                                                                     La luz de Alcolea







El Teatro Cervantes



El teatro Cervantes de Almería, uno de los más conocidos y famosos de esta ciudad, se encuentra en el centro y es uno de los más visitados de la ciudad. En la actualidad es más conocido por una leyenda que nos lleva persiguiendo desde hace casi un siglo.

Como bien cuenta la leyenda, el 21 de enero de 1921, murió la actriz Conchita Robles, ese día estrenaba su película “Santa Isabel de Ceres” en el Teatro Cervantes.

Almería se vistió de gala, con una alfombra roja que ocupaba todo el Paseo y cientos de almerienses habían salido a ver la obra. Cuando llegó la hora de representar la obra, todos los espectadores estaban ansiosos, les habían avisado de que durante la obra se escucharían tiros.

Cuando Conchita salió a representar la primera parte de la obra, todos quedaron conmovidos. En el descanso apareció su ex marido con una pistola, amenazándola de muerte. No se le ocurrió otra cosa que coger al pequeño Manuel pensando que se apiadaría de los dos y bajaría el arma. Pero el sonido de los disparos enmudeció al público.

Conchita entre la vida y la muerte con un tiro en el cuello y otro en el pecho, se desplomó. La gente empezó a aplaudir. Justo cuando Manuel apareció diciendo que los tiros eran de verdad, se desplomó delante del público.

A causa de este suceso, ahora cuentan muchos almerienses, que han visto a esta señora Conchita Robles por los alrededores del Teatro Cervantes, manifestándose como un fantasma, que deja a todos con una gran incertidumbre.


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